Los grupos de PMAR I y II han vuelto a "disfrutar" de una visita a una empresa de Fuentesaúco. Esta vez ha sido al Matadero Municipal dirigido por Felipe Rebollo.
Que la vida de un cerdo o de una vaca termina, lo tenemos medianamente claro, pero los entresijos finales no son del todo conocidos. Entre el sí y el no, se requiere un sacrificio lo más digno posible, no solo exigido por leyes europeas y nacionales, sino también dictado por la más pura sensibilidad humana. Y a ello hemos de añadir que cuanto menos sufra el animal, menor calidad perderá su carne en este proceso.
Por eso, la zona de aturdido es de suma relevancia. En los cerdos, se utiliza una cabina que eleva los niveles de CO2 al 80%, y para el ganado bovino, se usa una pistola de aturdido. A continuación, un sangrado rápido y comienza el despiece. Pieles, órganos, cuernos, grasa, corte por aquí, por allí, ... en fin, dejaremos los detalles.
Después de esto, un cambio brusco de temperatura para comenzar la fase de oreo y refrigeración. Los 4 grados de temperatura los hemos realmente notado en nuestras propias carnes.
Y siempre teniendo presente que el cliente final, el que se come ese buen solomillo, debe saber la procedencia exacta del animal. Todo ello a través de los crotales en las granjas y de las tarjetas identificativas en los mataderos.
Como dato social, para el mundo rural en el que se ubica la empresa, hablar de más de 40 empleos directos no está nada mal. Posiblemente, alguno de nuestros alumnos termine trabajando ahí.
Muchas gracias a Úrsula, veterinaria, nuestra guía de la visita, y a Felipe, por permitirnos conocer a fondo la vida en un matadero.
Todo un placer.
P.S. Dejamos foto de grupo tomada en el exterior del recinto. Había que respetar los derechos de imagen del interior.